Long Beach 1991: el regreso al podio juvenil
Desde los primeros campeonatos mundiales juveniles, el polo acuático cubano ha destacado en sus participaciones, llegando a alcanzar dos medallas de plata (1981 y 1991) y una de bronce (1983). Precisamente, sobre el subcampeonato de 1991 trataremos nuestro texto histórico de hoy.
El VI mundial de la categoría se realizó en Irvine, Long Beach (Estados Unidos) y la selección criolla fue sorteada en la llave D junto a Checoslovaquia, Italia y China
Los dirigidos por Oscar Fernández y Gerardo Rodríguez comenzaron la fase de grupos enfrentando a los asiáticos, elenco al que vencieron con marcador de 11 goles por ocho. En la segunda fecha, chocaron contra el difícil equipo de Italia, un seleccionado con muy buen desempeño en anteriores ediciones.
“Un amigo mío de la selección española, Daniel Ballart, nos comentó que los italianos decían que iban a ganar fácil el grupo, que Cuba tenía buen equipo, pero no era para tanto. Aquello nos motivó a todos y nos lanzamos a la piscina a pasarles por encima. Les ganamos 11-4”, confesó Iván Pérez, boya titular de ese elenco juvenil antillano
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Montreal 2005: la medalla de la dignidad
De sorpresiva pudo catalogarse la clasificación de la selección nacional cubana de polo acuático al XI Campeonato Mundial de Montreal 2005, la última participación de un equipo antillano en esas lides.
Con dos victorias sin derrotas los criollos llegaron muy cómodos al partido contra Checoslovaquia. En un choque más cerrado de lo previsto, los criollos dominaron con cerrado marcador de 10-9, terminando de manera invicta la fase grupos.
Hungría, el país con más resultados en la historia del polo acuático mundial, fue el rival a superar en la semifinal del torneo. Los europeos salieron como favoritos, pero la selección cubana no creyó en pronósticos y venció por la mínima (8-7).
“Habíamos jugado contra ellos tres años antes y nos habían ganado precisamente en semifinales, pero esa vez nos faltaron tres polistas titulares. En Long Beach era otro contexto, con el team completo y mucho más técnico-táctico”, declaró Joel Cuesta, delantero de esa selección juvenil
Ya con la medalla de plata asegurada, los pupilos de Oscar Fernández y Gerardo Rodríguez soñaban regresar a casa con el título de campeones, pero se enfrentaban a su mayor obstáculo: España, un equipo con figuras que, cinco años después, ganarían la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Finalmente, en un partido no apto para cardíacos, los ibéricos se quedaron con la corona mundialista juvenil al vencer 11-10 frente a un elenco caribeño, que peleó hasta el último segundo.
“He visto ese juego varias veces y creo que fuimos superiores, sin demeritar. Quizá tuvimos un poco de mala suerte porque a ellos les cayeron dos o tres rebotes que supieron aprovechar muy bien. Estuvimos empatados hasta casi el final, pero no pudo ser”, añadió el recientemente declarado mejor boya del mundo.
Aunque no consiguieron el lauro dorado, esta selección nacional regresó al polo acuático cubano al medallero de los campeonatos mundiales juveniles, tras diez años sin incluirse entre los tres mejores del orbe en la categoría.
En lo individual, el capitalino Iván Pérez fue seleccionado como uno de los mejores jugadores del evento y otros, como Luis E. González Joy, fueron pilares en la hazaña antillana.
“Era un tremendo equipo y teníamos, quizás, la mejor línea central: Iván Pérez, Rusbert Drake y Carlos Toledo, quién jugó casi el 98% del campeonato”, señaló Joel Cuesta.
Fue un equipo con perspectivas para incluirse en el “Top 8” del planeta, pero nunca se concretó por varios motivos que no valen la pena analizar. No obstante, durante ese corto período de tiempo nos hicieron soñar.
