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Orígenes del polo acuático cubano: Julián del Campo (II)

Hablar sobre los inicios de Julián del Campo en el polo acuático, es aprender sobre los orígenes de este deporte en Camagüey, una de las provincias con mayor tradición en la práctica de esta disciplina en Cuba.

Empecé a entrenarlo en la piscina de la escuela secundaria básica localizada en el reparto La Vigía, que tenía dimensiones de 20 metros de largo por ocho de ancho y solo no dábamos pie en la parte honda. 

Francisco Bonito (Paquito) era el entrenador; salía de trabajar en una bodega y venía a practicar con nosotros. Él me dijo que yo podía ser portero y de ahí comencé a practicarlo (no entrenarlo), pues nadie sabía nada de entrenamiento deportivo.

También se empezó a jugar por barrios; o sea, un equipo de la Vigía, otro de la Caridad (creo que esos fueron los primeros) y así.

Tuvo tanto auge este deporte que, incluso, hubo más de una escuadra por barrio. Todos los que entrenaban natación dejaron de hacerlo y se cambiaron para polo acuático. ¡Hasta equipos femeninos! Las mujeres eran más entusiastas que los varones y, en el año 1965, ya había también un torneo para ellas.

En aquellos años se competía en tercera categoría, segunda y primera, no era por edades. Para llegar al máximo nivel, donde estaban quienes ya habían jugado internacionalmente y participado en Campeonatos Nacionales, había que pasar por la base.

Sobre los aquellos primeros Campeonatos Nacionales hay muchas historias que hoy yacen, semi-olvidadas, en la memoria de esas leyendas del polo acuático que vivieron durante la década de 1960.

Se comenzó a jugar ya como Campeonatos Nacionales a partir de la edición de 1964 (la segunda), con unos torneos de primera categoría, que siempre se realizaban en La Habana, donde había instalaciones apropiadas para ello.

Yo no fui a esa competencia de 1964, los porteros de Camagüey eran Ángel Valdés y Manolo Darias. Creo que también asistió un segundo equipo agramontino, cuyo portero era Miguel Turín, pero no estoy seguro.

Recuerdo que los nuestros quedaron entre los tres primeros lugares, porque la capital presentó dos equipos, Ciudad Habana e Industriales (habían más atletas) y Oriente un equipo con conformado por santiagueros, holguineros y de otros territorios.

Por Camagüey, había representación de Santa Cruz del Sur, Nuevitas y Ciego de Ávila, específicamente del municipio Baraguá, que contaba con muy buenos atletas y con Ángel Valdés, su entrenador-jugador.

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El objetivo de esa base de entrenamiento consistía en efectuar el mayor número de enfrentamientos posibles e ir conociendo nuevos conceptos y experiencias en el juego.

Aunque los grandes polistas estaban en la primera categoría y llegar a ese nivel era muy difícil, ya en la base se estaban formando las futuras generaciones, las cuales venían empujando con tremenda fuerza.

Los del equipo del reparto La Vigía hicimos de la piscina de la secundaria nuestro cuartel general. La utilizábamos de lunes a lunes. Casi todo el tiempo era tiros a portería y guerrillas de tres contra tres.

Jugábamos después de clases hasta la noche, sábados todo el día y los domingos la limpiábamos y, después que se llenaba, volvíamos a las guerrillas y tirar a puerta.

Aunque no lo creas, ese sistema me hizo tremendo bien. Le puse el alma y logré llegar al equipo titular, como primer portero, a un torneo de categoría libre.

Te cuento una anécdota. Ya habían contratado al entrenador checo Bartolomé Scavnisky y estaba en esa competencia de 1965. Yo me había esforzado tanto para llegar al equipo que, después de salir de la piscina, entrenaba dos horas en la casa con un balón de balonmano para tener reflejos y mucha vista.

En ese evento, Ángel Valdés era mucho mejor que los otros porteros, era mayor que nosotros, más fuerte y con una excelente preparación física, pero fue llamado al Servicio Militar Obligatorio (SMO) y no pudo participar. Fue entonces que yo hice el equipo.

Le ganamos a Villa Clara, Oriente, Matanzas, Pinar del Río y esa mañana discutimos el pase a la final ante Ciudad Habana. Les ganamos bien «sangreados», fue un muy buen juego y me destaqué tanto en la portería que el entrenador checo me seleccionó para el equipo nacional, pues había ido a constituirlo a partir de ese torneo.

En la tarde nos tocó contra Industriales y como nos vieron ganarles a Ciudad Habana, equipo al cual visualizaron en la discusión del título y no a nosotros, rápidamente, Alberto Amaya fue a la Unidad Militar donde estaban cumpliendo el SMO los hermanos Martínez (EPD) y el mejor portero de Cuba en ese momento, Francisco Guerrero (EPD).

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Ellos llegaron con los uniformes militares puestos y terminando el partido los regresaron a la Unidad. Resaltar que en esos tiempos era muy, pero muy difícil que dejaran salir del SMO a cualquiera para un torneo o al equipo Nacional.

Ese partido lo ganaron los industrialistas, habíamos jugado un tremendo choque en la mañana y estábamos agotados. Además, con Waldimiro Arcos hijo (EPD), Carlos Vázquez, el capitán Rolando Valdés (Grafo), el estelar Ernesto Cepero y esos tres que mencioné anteriormente, era obvio que nos iban a vencer. Cepero tenía un tiro muy bueno, al igual que Arcos y el Guille, y bajo los tres palos el legendario Pancho Guerrero.

No obstante, Camagüey siempre estuvo entre los dos primeros equipos de Cuba, con Oriente y Las Villas detrás. Ese mismo año 1965 se hicieron unos Juegos Nacionales de todos los deportes, como unas Olimpiadas, en la capital. Solo se efectuaron ese año, puesto que generó muchos gastos y no era viable.

Recuerdo que para ese evento nos albergaron en un Tecnológico (Instituto Tecnológico de la Construcción José Martí) localizado en el municipio Boyeros. La Habana y Camagüey discutimos el oro, que finalmente lo ganaron los capitalinos (solo era un equipo por provincia).

El tercer puesto lo ocupó el equipo Orientales, donde destacaron jugadores como  Miguel Rodolfo “Chacho” Ruiz (EPD) y Miguel Ángel “La Bruja” García, ambos miembros de la selección nacional de entonces.

Por Camagüey fueron Jaime Bosch, Saulo Fernández, Carlos Caballero, Artemio Victoria, Paquito Bonito (como capitán y entrenador), Oscar Salgado, Miguel Turín (portero) y no estoy muy seguro si también Guillermo Cañete y Juan Turín (el hermano del arquero).

Sin dudas, con una plantilla de esa talla no era difícil incluirse entre los mejores equipos del país. Por supuesto, esto no fue casualidad, detrás de esos resultados estaba el trabajo de todos aquellos entusiastas que impulsaron, rápidamente, el desarrollo del polo acuático en Camagüey y en el país.

Continuará…

Alain Mira López Ver todo

Periodista a toda hora y pseudoescritor cuando le sube la musa. Enfermo al deporte y a la buena literatura. Perfeccionista en toda la extensión de la palabra.

Un comentario sobre "Orígenes del polo acuático cubano: Julián del Campo (II)" Deja un comentario

  1. Muy bueno los articulos, desconocia muchas cosas. Las nuevas genetaciones tienen que cosas.
    No sabias que Francisco Guerrero (Pancho) habia fallecido, el fue durante muchos años mi entrenador de portero en el Marselo.

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